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Vol. 74 Nº1 / Abril 2022

Judicialización en la medicina privada: ¿Hacia dónde vamos?

Por: Dr. Marcelo Acevedo M., Secretario Técnico de la Unidad de Defensa de Medicina Privada (UDMP).

La medicina del siglo XXI, sin duda, está transformándose. La tecnología, los avances en robótica, imagenología, técnicas diagnósticas y terapéuticas, cirugías mínimamente invasivas, la nanotecnología, etc. hacen que la medicina vaya por un camino de avances y desarrollo extraordinario y beneficioso para los pacientes, pero con mayores costos asociados. Mientras tanto, nuestra sociedad consume cada vez más tecnología en desmedro de la comunicación cara a cara.

En este contexto, los médicos y médicas viven una mayor presión a no equivocarse, pese a que sabemos que las certezas en medicina son escasas. En el proceso de toma de decisiones, la confianza sigue siendo el pilar que debemos construir con el paciente a través del conocimiento, empatía, confianza y verdad, sin dejar de lado el juicio clínico, que es la esencia del ejercicio médico.

La medicina es una sola y se debe realizar con la misma calidad, indistintamente del lugar de trabajo. No obstante, en el sector privado, por el tipo de relación contractual que se genera entre “cliente y prestador”, las y los colegas se ven sometidos a una mayor exigencia, lo que provoca que en algunos casos, y en pos de una menor incertidumbre y mayor seguridad, se llegue a solicitar exámenes que en situaciones determinadas no serían necesarios, ejerciendo así una medicina del tipo defensiva.

¿Dónde está el límite? Es una respuesta que no tengo. Lo que sí sé es que en países donde el tema contractual relacionado al gasto de bolsillo del paciente está resuelto y acotado, la presión hacia el médico es menor y se logra dar un equilibrio mucho más adecuado entre clínica y exámenes a solicitar. La judicialización es menor o inexistente. Mirar esos ejemplos nos puede ayudar.

Actualmente, los prestadores institucionales, mega centros y clínicas buscan bajar estos riesgos a través de protocolos. El médico que ejerce libremente su profesión, debe tener una autorregulación muy estricta a “su deber ser”.

¿Se cometen excesos? Es probable, pero el sistema presiona hacia eso. Como Colegio y UDMP queremos colaborar a que el acto médico se mantenga dentro de los rangos del ejercicio adecuado, libre e informado tanto para el paciente como para el colega, sin presiones innecesarias que incrementen los ya elevados costos de la medicina en nuestro país.

Observamos una precarización laboral en el sector privado: a mayor tamaño y poder del prestador institucional, más desequilibrada es la relación con los médicos. Es urgente la organización de los colegas para tener defensas corporativas acordes y sólidas. El Colegio Médico tiene un rol cardinal que cumplir ahí. La organización se logra con una buena y armónica relación con las instituciones, obteniendo beneficios mutuos en la gran mayoría de los casos. El desafío de la UDMP es ser ese apoyo y soporte para quienes no tienen esa opción.

En cuanto a la imagen reputacional, creo que el pilar sigue siendo hacer una buena medicina centrada en el paciente, eso sostiene y protege cualquier mala interpretación.

Quiero enfatizar en la importancia del acto médico, que siempre debe estar centrado en el paciente, será así como se evitaran judicializaciones. Como gremio y en conjunto con las escuelas de medicina, debemos trabajar en que el ejercicio de la medicina vuelva a ser un acto más cercano, humano, centrado en el paciente y sus necesidades, siendo nosotros los médicos y médicas acompañantes del camino de tratamiento, sea o no exitoso, y no meros operadores de un proceso industrial. A mi juicio, esto es uno de los factores que nos llevará de vuelta al camino de la medicina centrada en el paciente, ciento por ciento independiente del sector donde me encuentre trabajando.

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